Para llegar a ser lo que desde este 2011 es, la fiesta de la
Batalla del Vino, entendida como juerga y algarabía de y para el pueblo, ha
tenido que pasar mucho tiempo desde las primeras romerías a los Riscos de
Bilibio hasta hoy día. Y es que, esta fiesta es consecuencia de la devoción que
por su patrón sienten los habitantes de esta tierra inundada de vides.
De la pasión por San Felices de Bilibio, de la romería a la
ermita construida en los mismos riscos donde antaño no hubo más que una humilde
cueva, de la unión y celebración de éstos, nació la fiesta. Y es que, un día
como cualquier otro 29 de junio, con el sol en sus espaldas, los jarreros
estaban almorzando tras la misa en honor del Santo, después de andar en romería
el trayecto que hay del pueblo a la ermita y, en un momento dado, realizando un
gesto que luego se tornaría crucial para la vida de los habitantes de Haro, a
algún parroquiano se le ocurrió la feliz idea de refrescar con el vino de su
bota a su vecino de mesa. Este fue el desencadenante. Comenzaron los bautizos
de vino, como los llamaban entonces. La batalla del vino había nacido.
En 1965 se concedió a esta celebración el título honorífico
de Fiesta de Interés Turístico. Y el 22 de marzo de 2011 fue declarada Fiesta
de Interés Turístico Nacional. Así que, más que nunca, hay que disfrutar esta
fiesta. ¡Viva la Batalla del Vino!
Esta fiesta es muy grande y muy divertida. Pero, si quieres
disfrutarla al máximo, échale un ojo a estos consejos:
- No te pongas ropa a la que le tengas apego.
- Usa calzado cómodo, que vas a tener que andar, saltar y bailar mucho.
- Desayuna y almuerza bien, que necesitarás mucha energía si quieres llegar a dar las vueltas.
- Si vienes de fuera y te quieres quedar, busca alojamiento con antelación.
- Lee bien el programa de fiestas para que no te pierdas nada.
- Si eres menor de edad también puedes disfrutar de la batalla de vino en su versión infantil.

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